sábado, 1 de septiembre de 2012

J. Edgar


Clint Eastwood ha firmado sus mejores películas, como las excelentes Million dollar baby, Mystic river, Los puentes de Madison y Sin Perdón, o las muy interesantes Gran Torino, Invictus, Ejecución inminente o Poder absoluto, bien entrado en la vejez y alejado del papel de duro de los años 80. Sus últimas películas adolecen, quizá, de una cierta dejadez en la puesta en escena, pero tienen brío y ritmo. Nunca aburren. A esta regla le añadía antes una única excepción, la enormemente parsimoniosa Media noche en el jardín del bien y el mal, pero ahora se le va a unir a esta extraña categoría dentro de la producción de Clint Eastwood su último trabajo como director, J. Edgar. Un biotopic sobre el primer director del FBI, el hombre más poderoso de los EEUU en su tiempo. La película falla ya desde el principio por la falta de interés del tema visto desde Europa (de hecho si no fuera por el gancho del director y del protagonista nunca me hubiera animado a ir al cine a ver una película sobre este señor), por el casting (Leonardo diCaprio me parece un actor estupendo y su trabajo durante la primera mitad de la película es excelente, pero esa cara añinada no le permite hacer convincentemente ningún papel de persona de edad, por mucho maquillaje que se le añada, quizá dos actores hubiera sido mejor solución), la historia se centra mayoritariamente en la vida personal de Hoover y desde este punto de vista el personaje resulta totalmente anodino. Eastwood le retrata como un personaje obsesivo, muy dependiente de su madre, con gran afán de notoriedad, ambicioso... Toda la decisión que mostró en su vida laboral, le faltó en la privada, y se muestra incapaz de definir su relación con su vicepresidente, para desesperación de éste y de todos los espectadores.
Otro aspecto sorprendente es el despilfarro que supone contratar a Naomi Watts únicamente para decir si o no al jefe en su papel de abnegada secretaria de éste. Papel que no aporta nada a la historia más que para aumentar el aburrimiento.
Supongo que muchos alabarán la valentía de Eastwood por atreverse a relatar las tendencias homosexuales de tan poderoso personaje, pero su película no aporta mucho más. Sólo mantiene el interés en la primera media hora, mientras se narra la lucha que mantuvo por crear y dirigir el FBI. El resto, totalmente prescindible.

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