sábado, 1 de septiembre de 2012

Los vengadores (2012)


La moda de los súper héroes está lejos de terminar. Este filón para las productoras se basa en dos pilares: por un lado la explotación de la nostalgia con personajes conocidos y añorados (¿quién no ha leído un comic de Marvel en la infancia?), y por otro la exuberancia de efectos especiales y escenas acción amparadas por las exigencias del guión y por lo tanto, expuestas sin ningún disimulo ni arropadas por ninguna trama. En este caso especialmente, porque si solo se tratara de un único protagonista, aún podría el guionista recrearse en las profundidades del personaje, la complejidad de llevar una doble vida, a menudo oculta, las debilidades en la vida privada, pero si son más de media docena... no hay tiempo. La perfecta excusa para construir una película sin más pretensiones que entretener.
Y esta película lo consigue... a medias. Mejor dicho, lo consigue sólo en la segunda mitad, cuando de verdad empieza la acción y todos estos maravillosos súper héroes se lían a tortas con los extraterrestres. Porque la primera parte, donde se dedica a presentar a cada uno, a contar cómo los reclutan, con sus anécdotas, sus toques de humor, está demasiado vista. No tiene nada de original.
Además hay ciertas escenas, todas en las que aparece el malo malísimo, Loki, que parecen de juguete los escenarios y las ropas. Y me imagino que no habrá sido por falta de presupuesto para la dirección artística.
Aún así la traca final de acción es tan apabullante que sales con un buen sabor de boca y pegado a la butaca.



Silencio en la nieve



Interesante película española que tiene de fondo un tema apenas conocido: la División azul, esa unidad formada en principio por voluntarios falangistas que acudió a ayudar a Hitler en el frente ruso. La única intervención española en la Segunda Guerra Mundial se saldó con un rotundo fracaso y el régimen franquista no parece que estuvo muy interesado en recordarla y mucho menos la historiografía democrática. 
La película, sin embargo, no tiene como objetivo contar la historia de esta columna franquista. Es una película casi casi de cine negro, con su detective, Juan Diego Botto (un policía de ideas republicanas que fue obligado a alistarse), su ayudante, Carmelo Gómez (un sargento que sólo quiere, como todos, que termine esa guerra y volver a casa), unos misteriosos asesinatos y muchos, muchos sospechosos. Quizá le falte sólo la presencia de una femme fatale, pero poner a allí, en el frente ruso, a un personaje así no sería muy verosímil.
Una película bien realizada, manteniendo el suspense, desvelando poco a poco los datos, con unos buenos actores, con una puesta en escena estupenda y con una temática, la detectivesca, muy escasa, desgraciadamente, dentro de la cinematografía nacional.

J. Edgar


Clint Eastwood ha firmado sus mejores películas, como las excelentes Million dollar baby, Mystic river, Los puentes de Madison y Sin Perdón, o las muy interesantes Gran Torino, Invictus, Ejecución inminente o Poder absoluto, bien entrado en la vejez y alejado del papel de duro de los años 80. Sus últimas películas adolecen, quizá, de una cierta dejadez en la puesta en escena, pero tienen brío y ritmo. Nunca aburren. A esta regla le añadía antes una única excepción, la enormemente parsimoniosa Media noche en el jardín del bien y el mal, pero ahora se le va a unir a esta extraña categoría dentro de la producción de Clint Eastwood su último trabajo como director, J. Edgar. Un biotopic sobre el primer director del FBI, el hombre más poderoso de los EEUU en su tiempo. La película falla ya desde el principio por la falta de interés del tema visto desde Europa (de hecho si no fuera por el gancho del director y del protagonista nunca me hubiera animado a ir al cine a ver una película sobre este señor), por el casting (Leonardo diCaprio me parece un actor estupendo y su trabajo durante la primera mitad de la película es excelente, pero esa cara añinada no le permite hacer convincentemente ningún papel de persona de edad, por mucho maquillaje que se le añada, quizá dos actores hubiera sido mejor solución), la historia se centra mayoritariamente en la vida personal de Hoover y desde este punto de vista el personaje resulta totalmente anodino. Eastwood le retrata como un personaje obsesivo, muy dependiente de su madre, con gran afán de notoriedad, ambicioso... Toda la decisión que mostró en su vida laboral, le faltó en la privada, y se muestra incapaz de definir su relación con su vicepresidente, para desesperación de éste y de todos los espectadores.
Otro aspecto sorprendente es el despilfarro que supone contratar a Naomi Watts únicamente para decir si o no al jefe en su papel de abnegada secretaria de éste. Papel que no aporta nada a la historia más que para aumentar el aburrimiento.
Supongo que muchos alabarán la valentía de Eastwood por atreverse a relatar las tendencias homosexuales de tan poderoso personaje, pero su película no aporta mucho más. Sólo mantiene el interés en la primera media hora, mientras se narra la lucha que mantuvo por crear y dirigir el FBI. El resto, totalmente prescindible.