viernes, 19 de noviembre de 2010

El americano

Fecha: sábado 6 de noviembre?
Cines Aragonia (Zaragoza)
Acompañante: Pilar
Hacía tiempo que no me aburría tanto en una sala de cine: las breves sinopsis de las carteleras (un asesino a sueldo se esconde en un pequeño pueblo italiano de unos sicarios que intentan acabar con él) y la presencia de George Clooney hacían pensar en otro tipo de película. En alguna crítica por internet he leído que había alcanzado el número uno en la taquilla de EEUU, sorprendente. El director es un conocido fotógrafo holandés, Anton Corbijn, y eso puede explicar el gran número de planos fijos de los exteriores del pueblo o la escasez, por no decir ausencia total, de ritmo en la mayor parte de la película. Si la idea del director era retratar lo solitaria y aburrida que puede llegar a ser la vida personal de un asesino, lo ha conseguido sin lugar a dudas, Sin embargo los primeros minutos fueron muy prometedores: una pareja en una cabaña en un recóndito lugar del norte sale a dar un paseo, la presencia de unas pisadas alerta al hombre que obliga a la mujer a correr en busca de refugio mientras suenan unos disparos, la mujer asustada no entiende nada, pero el hombre, sereno, saca un arma y consigue abatir al franco tirador, mientras la mujer vuelve sobre sus pasos hacia la cabaña para avisar a la policía, su compañero le mete dos tiros por la espalda. Todo en unos pocos minutos, sin explicaciones de quiénes son esas personas ni por qué está ocurriendo todo eso. Seco, brutal. Fin de la película. El resto es una interminable colección de primeros planos de George Clooney, de paisajes y de las calles del recóndito pueblo. No sucede nada en el resto del metraje, una sucesión de monótonos días y monótonos personajes, el cura del pueblo, la prostituta de la que se encariña (estupenda, eso sí)...
Yo esperaba una revisión del género de espías y asesinos del tipo Bourne, pero no se acercó ni de lejos. Algunas críticas describen a la película como un thriller pausado, aunque decir en pausa sería mucho más acertado. Además de la falta de ritmo y de acción, ni siquiera la trama es plausible porque los pocos tiros y muertos que aparecen no producen ningún tipo de reacción ni escándalo en ese pequeño, remoto e idílico pueblo de los Abruzzos italianos, cuya indiferencia parace más propia de un barrio de NY.
Un turre de película que derivó en tragedia en el momento que se nos acabaron las palomitas, único entretenimiento real de la sala en toda la tarde.